"Prefiero liberarme como persona a que me repriman por dentro"

Es extraño, cuando nos encontramos en un estado de frustración no vemos la salida, nos sumergimos en un estado completo de oscuridad donde todo esta mal y nada es lo suficiente idóneo para nosotros.

Sin embargo cuando derrochamos felicidad, gramos de adrenalina, cuando se nos pone la piel de gallina debido al frío o por la música,  o simplemente con un beso de la persona que hace que surgan cosas tan bonitas en tu estómago, nos sentimos realizados para todo, seríamos capaces de escalar la montaña más alta del mundo o recorrerte todo el mundo con tan solo un chasquido de dedos.

Lo similar en estos dos casos es que ninguno de estos aspectos nos determina como personas, lo que quiero decir es que no somos nosotros mismos realmente cuando estamos sometidos a estos dos estados tan comunes de los humanos, ni somos tan capacitados para unas cosas y tampoco somos tan perdedores para otras.

Realmente lo que nos determina es nuestra mente, todos nuestros actos y muchas veces las personas que nos rodean. No podemos dejar de ser alguien que no somos, no podemos dejar cambiar nuestro comportamiento por la desesperación que nos cause motivos externos a nosotros, los mejores luchadores son lo que no se dejan perjudicar, creen en sus valores y dan amor y cariño sin pedir nada a cambio.